La punta de diamante es el corazón del pantógrafo: gracias a su dureza extrema, puede marcar directamente sobre metales preciosos como oro y plata, creando un grabado profundo, limpio y permanente que no se borra con el uso diario. A diferencia de otras técnicas superficiales, aquí el metal se talla de verdad, lo que garantiza que las iniciales, fechas o símbolos queden grabados para toda la vida.

El mecanismo del pantógrafo funciona con un sistema de brazos articulados que reproducen con exactitud letras y diseños a través de plantillas. Esto permite grabar tanto en superficies planas (como medallas, placas y relojes) como en superficies curvas (anillos y esclavas), manteniendo siempre la misma uniformidad y calidad.